El técnico acierta en todo y dota de compromiso a un equipo que pasa
por encima del Villarreal dejando la portería a cero y con Carlos Soler
estelar.
La historia de este derbi se asienta sobre la abrumadora convicción
de Voro y las botas de Carlos Soler. El primero es un recurso de oro en
cada crisis. Si le buscan, está. Siempre. Dijo sí cuando le propusieron
asumir un papel que no es el suyo hasta final de temporada. Contra el
Espanyol ganó sufriendo, en Vila-real se dio un auténtico gustazo. Le
salió todo bien a Voro, cuyo planteamiento dejó sin respuestas a
Escribá. En esa idea ha metido sin pestañear a otro hombre de la casa,
Carlos Soler. Un jugador bendecido y necesario para la causa. Su viveza y
el aire fresco que transmite van en busca de su edad: 20 años. La pausa
e inteligencia sobre el césped dan fe de un jugador hecho para la
élite. A partir de Voro y Soler orbitaron decenas de factores positivos
para el Valencia, capaz de asaltar el campo del Villarreal con una
actuación, esta vez sí, sobresaliente.
En lo alto de esa lista de bondades que se lleva para casa están los
tres puntos y la segunda victoria consecutiva. El rumor del descenso ha
perdido mucho fuelle, y aunque en los momentos de euforia se necesite
más que nunca la calma, ayer en Vila-real regresó la mejor versión de
algunos futbolistas que hace semanas entrenaban y jugaban bajo continua
sospecha. En el remozado Estadio de la Cerámica lució, entre otros,
Mangala. Y el despliegue del francés resultó clave para que el Valencia
enterrara otro fantasma que se aparecía incesante desde el pasado 20 de
abril. El Villarreal se estrelló contra la defensa y Diego Alves para
acabar a cero. Y cabe recordar que ni en los amistosos de verano pudo
decir el Valencia tal cosa.
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